MÉRIDA, 4 de diciembre.- La legendaria banda de rock mexicano, Caifanes, cumplió con creces a la multitud que se dio cita al estadio de futbol Carlos Iturralde de la capital yucateca, para presenciar el reencuentro de esta agrupación que ya ha hecho historia en la música contemporánea de América Latina.
La presentación del grupo inició con los acordes de Viento, canción de su primer disco, y que es una de las imperdibles e inolvidables de la banda comandada por Saúl Hernández, guitarra y voz de los Caifanes.
"Gracias Mérida, por ser cómplices de este momento, México necesita más ciudades de paz como la suya", señaló el vocalista ante una multitud que se entregó totalmente desde los primeros sonidos que los han convertido en una auténtica leyenda viva.
La banda no escatimó en absoluto nada e interpretó prácticamente todas las canciones que han marcado el estilo y evolución del conjunto mexicano como Aquí no es así, Antes de que nos olviden, La vida no es eterna y muchas otras más.
Uno de los momentos más emotivos lo generó el tecladista y ahora también saxofonista Diego Herrera, quien en la canción Sobras en tiempos perdidos, realizó una ejecución magistral del instrumento de viento que corroboran que su ausencia de Caifanes, le sirvió para madurar y evolucionar como músico.
Sonaron también Ayer me dijo un ave, Todos los gatos son pardos, Piedra, Míércoles de Ceniza, Mátenme porque me muero, Aviéntame y Ojo de venado, los Caifanes, pues, se rindieron ante los pies de Mérida y fueron altamente correspondidos.
Desde el epicentro de la cultura maya, México, lindo y querido
Llegó el momento de la despedida, y Alejandro Marcovich, (guitarra), regaló un solo conformado por las notas de México lindo y querido, quizás en conmemoración de los 100 años del nacimiento de Jorge Negrete esta misma semana, y Alfonso André (baterista), hizo lo propio con un solo realmente intenso.
Sabo Romo (bajo), a su vez, no tocó un solo, pero sí interpretó las notas del clásico "Olé olé oléeee", que suena en los estadios de futbol, lo cual fue recibido en forma grata por el público.
Diego, por su lado, se dio un poco de rogar, pero regaló otro nuevo solo de saxofón a la "raza" de Mérida, como les llamó Saúl, en lo que fue otro momento hermoso.
Antes de despedirse de los fans yucatecos, los Caifanes interpretaron otras canciones que se han vuelto clásicas en la memoria colectiva de dos generaciones de mexicanos como Nubes y La célula que explota, para cerrar una noche realmente mágica y llena de intensidad.
Con este concierto, la agrupación termina su paso por provincia y se enfila ahora al Palacio de los Deportes en la capital del país, próximo punto de este reencuentro en donde se presentará los días 10 y 11 del presente mes para que antes del olvido, la banda escribe junto con sus fans, una historia que en realidad se percibe inolvidable.
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