
No son lo que eran
Aún como fuente de alegría, de comunicarle intensa motivación a los deportistas y desbordar aliento optimista, los Juegos Panamericanos ya no son lo que eran antes. Una reunión con las principales luminarias de Estados Unidos y Canadá. Gradualmente todo ha cambiado, lo que no cambia es la naturaleza del hombre que se engaña a sí mismo y trata de engañar a otros. Los JP han cambiado por épocas, por la evolución del deporte, la tecnología, el conocimiento en la preparación técnica y física y, por otra parte, mucho ha influido, en ellos, el criterio de los países poderosos como EU y Canadá, de no enviar a sus mejores cartas; el conjunto de actuaciones en términos generales forma un espejismo en el tiempo. Cuando nacieron en Buenos Aires, Argentina, 1951, los países podían ser representados por 3 competidores, ahora con 2 en pruebas de natación y atletismo. En el historial, ¿cuántos 1-2-3 no consiguió el país norteño en función a la gran clase olímpica y mundial? En la década de los 90, EU decidió no enviar a sus mejores competidores.
La directriz: la selección A compite en Juegos Olímpicos, la B en campeonatos mundiales, mezclada y una C) en los JP. Estas decisiones que permitieron a los norteños estimular a su juventud, favoreció a toda América Latina. Se abrió un abanico de oportunidades. El triunfo como sinónimo de éxito, alegra. El quid estriba en no saber dimensionar el valor de una medalla de oro. Esto motivó que algunos triunfos que no se valoraron en función al cronómetro crearan hipótesis de lo más falso. El sentimiento del complejo de inferioridad del deportista mexicano en el extranjero; nuestro país tardó décadas para desvanecer esta idea.
El pobre nivel de la educación física. La EF no tiene nada que ver con el alto rendimiento. Son dos esferas diferentes. ¿Recuerdan la caza de brujas de algunos medios de comunicación contra los profesores de EF tras los opacos resultados de Moscú 80? Se magnifica y, por una parte, qué bueno que sea así, la victoria de Citlali Moscote en maratón, con récord panamericano de 2:27.12; pero, ¡qué representa esta marca? No es necesario el comparativo con el récord mundial de 2:11.57 de la etíope Tigist Assefa, que serían 15’15”, poco más de 4 km de diferencia, sino con el récord mexicano de 2.22.59 que Madaí Pérez registró con su cuarto lugar en el maratón de Chicago el 22-10-2006, el domingo hace 16 años, o el anterior registro de Adriana Fernández (a la que las autoridades mexicanas, por ignorancia, no le permitieron competir en Brasil, donde disputaría su cuarto oro consecutivo) de 2:24.06, el 18-04-99 en Londres, hace 24 años.
Se podrá decir que a los JP se va por medallas. Sí, pero no debemos engañarnos en cuanto a la calidad del crono de la campeona panamericana, que en París sólo le dará la condición de participante. Es la realidad. Cada disciplina debe estar obligada a hacer una valoración detallada. Hay muchas otras realidades que se ocultan o no se desea ver; se les da la espalda: el reloj del deporte mexicano no ha avanzado desde los JO de 1968. Es el gran desafío por resolver.
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