Isaac Fonseca, gigante

La muy vituperada fiesta brava en nuestro país ha encontrado un remanso gracias a la iniciativa de ley que, en el estado de Aguascalientes, encontró una respuesta favorable y unánime de todos los legisladores locales para hacer de los toros, la charrería y la gallística un patrimonio cultural, como legado de las tradiciones que, en particular en ese

estado, en el marco de la feria de San Marcos, son fundamentales.

Las autoridades ejecutivas y legislativas de ese estado que encabeza la gobernadora Tere Jiménez no tuvieron el menor empacho ni el temor de sucumbir ante las ideas tan ajenas a nuestras tradiciones que han existido por casi cinco siglos en nuestro país. Habrá que felicitarlos por blindar de los embates de grupos financiados, con muchos recursos, por grupos extranjeros que quieren imponer sus ideas, tan ajenas a lo que somos como mexicanos, pues existimos millones que sentimos esas expresiones como parte de nuestra cultura y tradiciones, de nuestra mexicanidad. En ese marco, en la famosa feria que acaba de concluir, el éxito taurino rebasó todas las expectativas, pues los triunfos artísticos y económicos fueron rotundos.

Uno de los grandes triunfadores de dicha feria fue el torero de Morelia, Michoacán, Isaac Fonseca, que el pasado 2 de mayo salió a hombros de la Monumental de Aguascalientes, después de un triunfo clamoroso al cortar tres orejas a los toros de la ganadería de La Punta, y apenas 12 días después triunfó en la catedral del toreo, la Monumental de las Ventas de Madrid, haciendo gala de su entrega característica, pero, sobre todo, de un notable progreso en su quehacer taurino, pues en particular en al triunfo madrileño en la feria de San Isidro de hace un par de días su labor fue de una compenetración con un gran toro de la ganadería de Pedraza de Yeltes, con lo que ha incrementado su ya creciente éxito y trascendencia.

Seguramente le veremos cada vez más en ferias de importancia por toda la geografía hispana y sa, con un importante número de festejos, pues ha impactado muy positivamente su triunfal actuación isidril. Fonseca es un cúmulo de cualidades, es un joven con mucho valor, con una educación notable, un carisma cautivador, pero, sobre todo, con una tauromaquia que ha progresado una barbaridad para satisfacer los paladares más exigentes. En pocas palabras, en Isaac Fonseca tenemos una figura del toreo mexicano en ciernes, que se acerca a ese sitio a pasos agigantados y que, por ende, defiende nuestras tradiciones culturales con sus éxitos en otras latitudes.

¡Gracias, Isaac!