Héctor Gerardo Tamez arraigado en el estilo del folclor

“La música sí es un elemento unificador para la humanidad, porque más allá de que uno tenga ciertas opiniones sobre cosas que suceden en un país, de gobernantes y de la política, siento que la música está arriba de todo eso”, dice a Excélsior el guitarrista y compositor mexicano Héctor Gerardo Tamez (Chicago, EU, 1948), ganador del Premio Nacional de Artes y Literatura 2024 en el campo de Bellas Artes, que recibirá el 22 de julio en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes.

Sin embargo, Gerardo Tamez –conocido por su obra maestra Tierra Mestiza y por ser miembro fundador de Los Folkloristas, donde estuvo 13 años y tocó guitarra, arpa, violín, jarana y percusiones, para luego crear el Terceto de Guitarras de la CDMX y el Ensamble Tierra Mestiza– aclara que cuando habla de música no se refiere a un solo género, pues él no se autodefine como un músico nacionalista, sino como un músico de raíz.

“La música no tiene que ser folclórica, de un estilo y ni siquiera de un país. Hablamos de la música auténtica. En mi caso, mi música es para unir a los mexicanos y trata de elevar su espíritu. Esa es la intención, aunque no sé a qué grado se logre”, explica el compositor que trabaja en la grabación del tercer disco del Ensamble Tierra Mestiza.

¿Qué representa para usted este premio? “Es un reconocimiento increíble, es el máximo reconocimiento que da nuestro gobierno y este país maravilloso, así que estoy muy agradecido, porque es una coronación, una culminación de 60 años de trabajo”.

¿Su gusto por la música inició en su infancia? “El gusto sí, aunque profesionalmente a los 17 años, cuando empecé con Los Folkloristas”.

¿Aún recuerda cuando estrenó su obra más conocida? “¡Sí!, con Los Folkloristas en Bellas Artes. Era 1976 cuando tocamos Tierra mestiza, que es la obra más icónica que tengo y que ha sido del gusto popular en México. Se escucha prácticamente en cualquier parte del mundo y eso es una gran satisfacción. Pero lo es todavía más porque mucha gente me asegura que es anónima.

“Ése es un reconocimiento de otra índole para mí, como compositor… Alguna vez, una amiga fue a Venezuela, escuchó que la estaban tocando y le dijo (al grupo): ‘Esto es de un amigo mío”. Y le dijeron: “No, chica, esto es de acá””, explica con la sonrisa de un niño que se divierte.

Tamez reconoce que hasta antes de crear dicha obra apenas había compuesto tres piezas de guitarra. “Realmente era más ejecutante, pero Tierra Mestiza me marcó como compositor y al ver la respuesta en Bellas Artes, y que en cada encore la gente coreaba ¡Tierra Mestiza! resolví mis dudas”.

¿Cómo la creó? “Pues en una silla tocando la guitarra, pensando en algo que tuviera esta cuestión de las raíces, aunque fue una cuestión más intuitiva que racional. Empecé a rasguear una especie de huapango y luego a tararear. Lo hice a la usanza de la música popular, sin partitura. Después la empecé a escribir, pero no salió de un tirón, sino que imaginaba pedacitos”.

Tamez también aclara que nació en Chicago por azar. “Fue accidental, porque mi padre trabajaba en el consulado mexicano. Él era de Linares, Nuevo León, y mi madre de la CDMX. Él era abogado y le ofrecieron un trabajo en el consulado y nací allá.

“Parte de mis primeros años los viví en EU y pude ser absorbido por la cultura norteamericana, pero soy mexicano. Renuncié a la posibilidad de la nacionalidad norteamericana, durante la guerra de Vietnam”.

Asegura que su primera conexión con la raíz mexicana fue gracias a su abuela, Emilia Miya Domínguez, cantante e instrumentista que grabó con la Orquesta de Tata Nacho y quien organizaba festivales en EU.

“Yo escuchaba música mexicana sin estar en México. Luego, al buscar mi sentido de pertenencia descubrí en la música folclórica mexicana y latinoamericana mi lugar”, concluye.

Tamez ha participado en la grabación de 50 discos, sus obras pueden escucharse en las interpretaciones de Los Folkloristas, el Terceto de Guitarras de la CDMX, el Ensamble Tierra Mestiza y con intérpretes como Juan Carlos Laguna y Óscar Cazares.