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El extraño caso Jianwei Xun; el filosofo viral que era una IA

Jianwei Xun, supuesto filósofo chino, fue en realidad una inteligencia artificial. Su historia revela los riesgos de identidades falsas generadas por IA.

Oswaldo Rojas |
El extraño caso Jianwei Xun; el filosofo viral que era una IA
Jianwei Xun fue presentado en redes como un pensador chino, pero resultó ser una creación de inteligencia artificial. Foto: Generada con IA.
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En redes sociales su nombre se repetía con respeto. Jianwei Xun era presentado como un pensador chino contemporáneo, brillante y profundo, cuyas reflexiones sobre la ética postmoderna comenzaban a circular en foros académicos y páginas de filosofía.

Incluso algunas universidades compartieron frases suyas como si se tratara de una figura emergente del pensamiento asiático. Pero Jianwei Xun nunca existió. Era un fantasma digital, un producto sofisticado de inteligencia artificial.

El caso se destapó a mediados de 2025, cuando un investigador de la Universidad de Toronto notó patrones repetitivos y poco naturales en las supuestas publicaciones filosóficas de Xun.

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Algunas ideas parecían tomadas de otros pensadores, reformuladas con lenguaje técnico, pero sin una trayectoria verificable detrás. No existían publicaciones académicas firmadas por él, tampoco fotografías verificadas ni participación en congresos.

Un rastreo más profundo reveló que la totalidad del contenido atribuido a Jianwei Xun fue generado por una IA lingüística avanzada.

Según medios especializados como Wired y MIT Technology Review, la figura fue alimentada por modelos de lenguaje generativos, entrenados con textos filosóficos orientales y occidentales. El objetivo original habría sido crear una presencia online experimental como parte de una investigación sobre percepción pública de autoridad intelectual en redes.

Sin embargo, el perfil creció más allá de lo previsto, generando citas, iradores e incluso imitadores.

El nombre, el rostro generado por IA, y los textos fueron subidos a plataformas como Medium, Reddit y foros académicos.

La respuesta fue sorprendentemente positiva: se le atribuyeron ideas propias, y su tono enigmático generó la ilusión de profundidad filosófica. Algunas cuentas incluso tradujeron sus reflexiones al francés, inglés y portugués, presentándolo como “la nueva voz de la filosofía ética asiática”.

En una entrevista con The Guardian, el profesor Adam Ronson, uno de los primeros en denunciar el caso, explicó: 

No se trataba de una sátira ni de un simple bot. La estructura estaba pensada para evocar autenticidad.Tenía citas, biografía ficticia, una evolución intelectual creíble. Nos enfrentamos a una IA que puede construir personajes con autoridad”.

Cómo se creó el falso Jianwei Xun

El perfil digital de Xun fue diseñado con herramientas como This Person Does Not Exist para crear un rostro verosímil, mientras que GPT y otros modelos de lenguaje se encargaban de redactar sus ensayos y publicaciones.

Se utilizaron técnicas de posicionamiento orgánico (SEO) para que los artículos se volvieran visibles y comenzaran a ganar autoridad en buscadores.

El personaje incluso fue citado en algunos trabajos académicos menores y blogs especializados, lo que multiplicó su alcance.

Esto demuestra cómo la inteligencia artificial puede, hoy por hoy, no solo producir texto, sino insertarlo de forma creíble dentro de sistemas de validación intelectual humana.

El caso Jianwei Xun en el mundo académico

El caso ha encendido las alarmas sobre la verificación de fuentes en el ámbito académico. La comunidad filosófica y universitaria se vio confrontada con la fragilidad de los filtros digitales que permiten validar la identidad y trayectoria de un autor.

Universidades en Canadá, Alemania y España han iniciado protocolos más estrictos para evitar que fuentes falsas se infiltren en trabajos serios.

Algunos académicos sostienen que este caso representa una forma de “deepfake intelectual”, más difícil de detectar que los deepfakes visuales, porque opera en el plano de la credibilidad textual y la autoridad cultural.

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Este incidente revela una dimensión preocupante de la inteligencia artificial: su capacidad para fabricar no solo contenido falso, sino identidades enteras con propósito de engaño o experimento. En un mundo donde el conocimiento se consume digitalmente, distinguir lo real de lo ficticio se vuelve más complejo.

Desde la ética, la creación de Jianwei Xun plantea preguntas sobre responsabilidad. ¿Quién es culpable cuando una IA engaña con éxito a miles? ¿El programador, la plataforma, el lector?

Este caso expone una nueva era de manipulación cognitiva. Si una IA puede crear una figura intelectual capaz de movilizar ideas y seguidores, también podría generar líderes de opinión falsos, ideologías extremas o incluso teorías conspirativas con credibilidad simulada. Y eso, más allá del escándalo, es el verdadero peligro.

ORP

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