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La doble moral de Susana Kanahuati: denuncia desarrollos, pero su familia los impulsa

¿Se trata de una defensora auténtica de los barrios tradicionales o de una operadora política y comercial que se ha apropiado del discurso ciudadano para avanzar intereses privados?

Porfirio Escandón |
La doble moral de Susana Kanahuati: denuncia desarrollos, pero su familia los impulsa
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En los últimos años, Susana Kanahuati ha intentado posicionarse como activista contra los abusos urbanísticos en la Ciudad de México, aunque sin demasiado éxito. Ha denunciado públicamente al llamado "cártel inmobiliario" y ha encabezado clausuras simbólicas de obras presuntamente irregulares. Sin embargo, documentos oficiales, registros empresariales y recientes movimientos inmobiliarios en el Estado de México revelan un posible conflicto de interés entre su discurso público y los vínculos familiares con el desarrollo urbano.

Kanahuati figura como socia de la empresa Inmobiliaria Genami, S.A. de C.V., dedicada al desarrollo, venta y arrendamiento de bienes inmuebles en la capital. Aunque su participación accionaria es minoritaria frente a la de su exesposo, Germán Fernández del Castillo Magro, llama la atención la coincidencia entre su activismo y los intereses comerciales de su entorno familiar más cercano.

El caso más evidente se encuentra en Cuautitlán Izcalli, donde su hijo, Germán José Fernández del Castillo Kanahuati, está vinculado a un proceso de relotificación y cambio de uso de suelo en un condominio horizontal —Hacienda de Cádiz, ahora renombrado como “Residencial Océanos (Atlántico)”—, promovido ante la Dirección General de Operación y Control Urbano del Estado de México. La resolución fue publicada el 13 de marzo de 2025 en el Periódico Oficial, en favor de Natalia Fernández del Castillo Kanahuati, hermana del desarrollador, y otros familiares directos.

 

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Esto contrasta con el discurso público de Kanahuati, quien se ha manifestado reiteradamente en contra de los cambios de uso de suelo en zonas unifamiliares, argumentando que generan afectaciones ambientales, viales y sociales.

La pregunta que queda sobre la mesa es inevitable: ¿se trata de una defensora auténtica de los barrios tradicionales o de una operadora política y comercial que se ha apropiado del discurso ciudadano para avanzar intereses privados?

A medida que más desarrollos inmobiliarios vinculados a su familia surgen en la periferia metropolitana, la figura de Susana Kanahuati merece un escrutinio más profundo. No por lo que dice, sino por lo que silenciosamente construye.

 

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