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Oficialmente, estamos en temporada de huracanes. En el Océano Pacífico inició el pasado 15 de mayo, mientras que en el Atlántico apenas el 1 de junio. En estas semanas, ya habido algunos sistemas que han encendido las alertas entre los expertos.
Y es que si bien el punto cumbre de la temporada suele ser hacia el verano, en años anteriores se han registrado poderosos ciclones tropicales casi al inicio. Esta situación ha llevado a los especialistas a investigar a qué se debe.
¿El cambio climático está detrás?
Desafortunadamente, la respuesta es sí. En entrevista con Excélsior, el geógrafo y periodista Roberto Álvarez Badillo explicó las razones y también hizo una precisión entre los términos calentamiento global y cambio climático, "como si estuviéramos en un gigantesco invernadero al mediodia a pleno sol y el suelo recién regado, un sauna pero a niveles macro".
El primero se refiere al aumento de la temperatura por acción de hombres y mujeres, el uso de combustibles fósiles y otro tipo de gases de efecto invernadero que no salen al espacio exterior y se quedan atrapados.
Mientras que el segundo “tiene que ver con la relación de múltiples factores que impactan a nivel regional y global, mismas que detonan fenómenos cada vez más inexplicables y con mayor potencia en cuanto al clima, lluvias muy fuertes y atípicas, tormentas invernales más devastadoras o cambios en las corrientes marinas que tienen repercusiones a nivel planetarios”, explicó.
Otis y John, el ejemplo perfecto
No vayamos tan lejos, pues basta con recordar los dolorosos estragos que el viento de Otis causó en el puerto de Acapulco en octubre de 2023, ciclón que evolucionó en horas de una tormenta a un devastador huracán categoría 5.
Y, casi un año después, John afectó por partida doble a la ciudad costera que se encontraba en plena reconstrucción. Y es que tocó tierra en dos ocasiones, aunque su formación fue muy lenta y dejó a Acapulco bajo el agua.
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En este sentido, Álvarez Badillo abundó en detalles sobre este abrupto cambio en los ciclones tropicales y otros sistemas meteorológicos.
“En efecto, son consecuencia del cambio climático a nivel global (...) producen situaciones impensables como lluvias que provocan inundaciones en el desierto, huracanes tan poderosos y destructivos como Otis”, dijo el especialista.
Retomando el ejemplo de Otis, recordó que este sistema se desarrolló en tiempo récord e incluso desafió todas las previsiones de los expertos y las propias autoridades.
“Está comprobado que la temperatura de las aguas del Pacífico en aquel momento estaban por encima de lo normal, recordando que el principal motor de los ciclones tropicales son las aguas cálidas”, agregó Álvarez Badillo.
Huracanes rápidos… Huracanes lentos… ¿Por qué ambos son tan devastadores?
Los expertos han notado cambios en el comportamiento de los ciclones tanto en el Océano Atlántico como en el Pacífico. Algunos son más rápidos y otros, en extremo lentos, pero ambos son igual de peligrosos.
De acuerdo con una investigación del Center for Weather and Climate (Centro del Tiempo y el Clima) de la National Oceanic and Atmospheric istration (Oficina Nacional de istración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, en inglés), lo anterior ha sido una constante en los últimos 70 años.
Ethan Gutman, uno de los autores del estudio, advirtió que conforme ha ido aumentando la temperatura del mar y del aire, los ciclones tropicales recogen mayor humedad y avanzan a menor velocidad, lo que deriva en fuertes inundaciones y daños a la infraestructura urbana.
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En contraste, un estudio del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático advirtió hace tres años que el aumento de la temperatura del planeta aumenta la probabilidad de que los ciclones tropicales se intensifiquen rápidamente.
“Eso empuja a las tormentas a explotar a gran velocidad y convertirse en huracanes con vientos mortales”, señala el documento de expertos de las Naciones Unidas.
En este mismo tenor, el geógrafo Roberto Álvarez puntualizó que, ante esta constante, el monitoreo de huracanes ahora es más exhaustivo “por esos cambios tan repentinos”.
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