CIUDAD DE MÉXICO, 6 de noviembre.- Un poco más de 40 años de la hazaña del belga Eddy Merckx en el velódromo Agustín Melgar (25-oct-1972) poco o casi nada se habla del Récord de la hora, lo que por aquellos años era una “cuestión de honor” para aquellos ciclistas que pretendían ser los número uno. Leyendas sobre ruedas como Fausto Coppi, Jaques Anquetil y Ole Ritter se habían sometido a la tortura de los 60 minutos más largos en bicicleta, desafío que separaba a los monstruos del ciclismo de aquellos que simplemente pasaron de noche.
Hoy, el récord ha perdido interés para los ruteros y el Velódromo Agustín Melgar ha dejado de ser “la catedral de los récords mundiales”, óvalo de 333.33 metros cuya duela africana y altitud de la Ciudad de México lo llegaron a convertir en ese oscuro objeto para los pedalistas que buscaban consagrarse.
Comenzó en 1903
Henri Desgrange, creador de la Tour de Francia, impuso la primera marca de la hora en el velódromo parisino de Buffalo, con una marca de 35.325 kilómetros sobre el cemento de 333.33 metros. Desde entonces, vencedores de la Tour o el Giro de Italia recurrían al rigor de los 60 minutos para comprobar de qué estaban hechos.
Edouard Louis Baron Merckx tenía 27 años cuando el velódromo del Distrito Federal se le cruzó en el camino. Ganador de la Tour, el Giro y la Copa del Mundo en 1972, el apodado Caníbal vendría a México en pos de la marca de la hora, la que le pertenecía al danés Ole Ritter, quien dejaba registro de 48.653 kilómetros en el recién inaugurado óvalo en México 68, en la Magdalena Mixhuca.
Merckx corría para el equipo italiano Molteni y su bicicleta (cuadro de acero, ruedas de 28 radios y aros de aluminio) había sido diseñada por el constructor Ernesto Colnago.
El ciclista llegó acompañado por el Rey Gustavo de Bélgica, su patrocinador Pietro Molteni y varios periodistas europeos. Venía decidido a robarse el récord en una pista de la que escuchaba maravillas.
Aquella mañana, con más de mil espectadores en las tribunas, el Caníbal alcanzó 148 vueltas y un poco más para firmar con 49.431 kilómetros el nuevo Récord de la hora, noticia que le daría la vuelta al mundo.
Era el México del presidente Gustavo Díaz Ordaz, el cine le entregaba un Óscar a El Padrino y el deporte se concentraba en Múnich 72. Y sin embargo, la hazaña impuesta por Merckx se asomaba en las portadas de los principales diarios del mundo. Una proeza tan extenuante que el belga juró nunca más volver a intentar.
A México, 12 años después, llegó el italiano sco Mosser para derribar la barrera de los 50 kilómetros (50.808), aunque lo hizo en el velódromo del CDOM. Cuatro días después (23-ene-84) lo intentaría de nuevo. Ahora dejaba el kilometraje en 51.151.
A la lista de hombres récord se anexaron ciclistas ingleses como Graeme Obree y Chris Boardman; el español Miguel Indurain y el suizo Tony Rominger. Boardman levantaba la vara hasta los 56.375 kilómetros, el 6 de septiembre de 1996, en Manchester.
La UCI hace de las suyas
Sin embargo, en 1998 la UCI decidió anular todos los récords impuestos después de Merckx-72, debido a que todos los ciclistas post-Meckx permitieron que la tecnología transformara sus bicicletas. Si algún ciclista quería romper la marca impuesta por el belga debía utilizar una bici similar en material y geometría.
El que se animó de nuevo fue Boardman, quien se trepó a una bicicleta similar a las de los años 70 y, el 27 de octubre de 2000, impuso nueva marca en Manchester, sólo 10 metros más que la distancia lograda por Merckx (49.441 kilómetros).
La marca actual la tiene el checo Ondrej Sosenka impuesta en el Velódromo de Moscú, con 49.700 kilómetros, lograda el 19 de julio de 2005. Hoy, el Récord de la hora no interesa más a los grandes ciclistas.
En cuanto al Velódromo Agustín Melgar, en 1997 desapareció su piso de madera (Doussie Afzelia), se transformó en un óvalo de cemento y los ciclistas internacionales decidieron mudarse a velódromos techados y con mayor tecnología.
Sin embargo, queda en el recuerdo la hazaña del Caníbal, el Velódromo Agustín Melgar y aquellos años en los que intentar el récord de la hora era cuestión de honor.
Miércoles de pista
Todos los miércoles, de 16:00 a 18:00 horas, el Velódromo Agustín Melgar se convierte en una pista para nuevos valores. Adolescentes que llegan al inmueble (a unos pasos del Metro Velódromo) para rodar los 333.33 metros de cemento. La Asociación de Ciclismo Recreativo y Competitivo del Distrito Federal regresa a los llamados miércoles de pista con el objetivo de promover el ciclismo de velocidad entre la juventud chilanga. El único requisito es llegar con bici y casco, inscribirse de forma gratuita y entrarle a las competencias.
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