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La máquina de escribir de Rosario Castellanos (1925-1974) es uno de los objetos preferidos de Gabriel Guerra Castellanos, hijo de la poeta y narradora; quien tenía 12 años cuando su madre murió en Israel, donde era embajadora de México, a consecuencia de una descarga eléctrica.
Esta pieza es uno de los cien objetos, documentos y fotografías que integran la exposición Un cielo sin fronteras. Rosario Castellanos: archivo inédito, una de las actividades estelares de la Fiesta del Libro y la Rosa 2025, que se realizará del 25 al 27 de abril en el Centro Cultural Universitario y varias sedes alternas.
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Si tuviera que escoger uno, sería la máquina de escribir. Porque cuando viví en Israel con mi madre, de 1971 a 1974, todas las tardes regresaba ella de la Embajada, su trabajo formal, y se encerraba un rato a escribir. Y yo escuchaba el tecleo, el tecleo, el tecleo.
Y, cuando terminaba, era mi señal de que ya era prudente entrar o asomarme. De otra manera, era así como una especie de cuarto electrificado en el que nadie podía acercarse”, comentó el internacionalista en rueda de prensa.
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Este acervo, la mayoría inédito, que Gabriel Guerra conservaba cuidadosamente en varias cajas, se exhibirá por primera vez en el Antiguo Colegio de San Ildefonso a partir del 24 de abril, con motivo del centenario del natalicio de la también ensayista y diplomática, que se conmemora el próximo 25 de mayo.
Uno de los mayores aprendizajes que me dejó fue la importancia de las palabras, del uso correcto de las palabras; y la importancia de poder, de saber reírse de uno mismo. Son dos cosas que aprendí de ella, que tenía un sentido muy agudo de la ironía; pero también lo usaba en su propia contra”, evocó.
Entre las piezas destacan una credencial que comprueba que la escritora chiapaneca llegó a la Ciudad de México en 1939 y no en 1941, como se apunta en sus biografías; fotografías de su hermano Mario Benjamín, cuya muerte temprana dejó una huella profunda en la autora de Balún Canán, y un retrato de Herlinda Bolaños, quien cuidaba a su hijo Gabriel.
Es un momento único. Nunca se han visto estos materiales. Hay fotos de la infancia y la adolescencia de la poeta, sus credenciales escolares, manuscritos, sus pasaportes, sus lentes, su máquina de escribir e imágenes de su familia”, detalló Julia Santibánez, titular de Literatura de la UNAM.
SOBRE LA EXPOSICIÓN
La exposición está dividida en cuatro núcleos: Su modo de ser río, de ser aire (1925-1938), su infancia y su adolescencia en Chiapas; Yo ya no espero, vivo (1939-1947), su vida entre los 14 y los 22 años; Mujer de palabras (1948-1957), sus inicios profesionales, su vocación literaria y la publicación de sus primeros libros; y Ese relámpago momentáneo (1958-1974), una mirada a su trayectoria como catedrática, feminista y funcionaria, así como la maternidad y la familia en los últimos años de su vida.
Rosa Beltrán, titular de Cultura UNAM, explicó que este año los ejes temáticos de la Fiesta del Libro y la Rosa serán la migración, el exilio, las desapariciones, las memorias y las identidades. Se ofrecerán 398 actividades, en las que participarán 125 expositores con 635 sellos editoriales.
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*mcam
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