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Uno debe escribir una novela para inquietar, para perturbar, molestar, interpelar, cuestionar; pero también por placer o por necesidad de explorar el humor”, afirma en entrevista el escritor argentino Guillermo Saccomanno (1948).
¿Qué sentido tiene escribir? Es algo que me pregunto todos los días. Y, sin embargo, sigo escribiendo. Uno escribe para comprenderse. Y uno lee para sentirse menos solo”, agrega el narrador.
De visita en México para promover su título más reciente, Arderá el viento, ganador del Premio Alfaguara de Novela 2025, el también ensayista dice que, por lo anterior, quiso contar una historia que hurga en el deterioro moral absoluto de la sociedad.
La hipocresía, la maldad, el engaño. El pueblo donde se desarrolla la trama, como todo el mundo, se rige a partir de tres ejes: sexo, dinero y poder. Todos persiguen alguno de éstos”, añade.
El mal está naturalizado y circula a través del rumor, de la maledicencia. Además, todo mundo es inocente, nadie vio nada, no quieren ver ni escuchar nada, aunque sea un asesinato. La indiferencia total”, indica.
El autor de Prohibido escupir sangre (1984) y Cuando temblamos (2016) narra una historia nutrida por varios personajes que se van construyendo a lo largo de la novela y tocan las fronteras de la locura.
Uno va creando los personajes a su medida, de a poco, los vas descubriendo; lo mismo que la trama. No se tiene todo claro cuando comienzas un libro. No soy de esos escritores que planean a detalle lo que ocurrirá en cada capítulo. Yo arranco y le meto, y voy viendo para dónde se puede bombear”, confiesa.
La protagonista es Moni, la sensual dueña del Hotel Habsburgo. “Es todo un desafío crear un personaje femenino después de Madame Bovary –el personaje de la novela homónima de Gustave Flaubert–, porque las mujeres son odiosas, perversas o madres; y hay que romper esa dicotomía, que viene del machismo más puro.
Me interesaba que Moni tuviera algo de heroína, que no tuviera problema en tener relaciones con distintos hombres, porque conseguía prebendas. Tiene un grado de impunidad que me resultaba subyugante ver hasta dónde puede llegar. Ese grado de impunidad lo tienen muchos en el pueblo”, narra.
Saccomanno destaca que esta novela funciona como un hotel. “Cada capítulo es un cuarto. Me fascinan los hoteles, tanto los elegantes como los pobretones, de playa o de montaña. Los hoteles vacíos, fuera de la temporada turística, me subyugan; porque tienen ecos, un olor muy particular, esconden secretos. Hay algo misterioso en
ellos”, dice.
El también cuentista, quien realizará una gira por los países de América Latina para presentar Arderá el viento, ite que añora regresar a su estudio para escribir una nueva historia.
Un premio inquieta. Aunque me encanta ser figurita de un rato. Pero sólo son cinco minutos de fama y la vida del escritor es culo en silla, estar sentado durante horas. Extraño mi lugar, el bosque, la playa. Me gustaría armar una trilogía. Estoy tomando distancia de esta novela”, concluye.
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