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Cae joven de 20 años; tenía 18 trofeos de caza mayor escondidos en el congelador

La Guardia Civil halló 18 trofeos en una nave industrial tras varias inspecciones por caza nocturna en zonas prohibidas

Porfirio Escandón |
Cae joven de 20 años; tenía 18 trofeos de caza mayor escondidos en el congelador
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Un joven de 20 años, vecino de Cuenca, ha sido investigado por la Guardia Civil por un presunto delito contra la flora y la fauna, tras descubrirse que ocultaba 18 trofeos de caza mayor en un arcón congelador dentro de una nave industrial. La intervención forma parte de una operación más amplia desarrollada por la Patrulla del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) para combatir el furtivismo en la comarca de la Alcarria conquense.

La investigación comenzó tras recibir diversas informaciones de cazadores y residentes locales, quienes alertaron sobre posibles actividades de caza ilegal, especialmente durante los meses de mayo y julio de 2024. Las sospechas apuntaban a prácticas nocturnas en zonas no habilitadas, una modalidad de caza no solo prohibida por ley, sino también extremadamente peligrosa por el uso inadecuado de armas y la falta de visibilidad.

Los agentes realizaron dos intervenciones clave en ese periodo, donde sorprendieron a varias personas cazando de noche, desde vehículos y utilizando focos luminosos para localizar a los animales. Estas técnicas —expresamente prohibidas— vulneran la legislación autonómica en materia de caza y representan un riesgo evidente tanto para la fauna como para la seguridad de personas y bienes.

Con el avance de las pesquisas, ya en 2025, la Guardia Civil amplió el radio de acción a varias provincias. Entre los meses de marzo y abril, el Seprona llevó a cabo inspecciones en diversas taxidermias de Cuenca, Guadalajara y Madrid, lo que condujo finalmente al registro de una nave y un local industrial. Fue allí donde los agentes hallaron un arcón congelador que contenía, ocultos, 15 cráneos de corzo, una cabra montés, un gamo y un jabalí: todos trofeos de caza mayor presuntamente obtenidos de forma ilícita.

Las investigaciones apuntan a que los animales fueron abatidos sin autorización y en circunstancias que contravienen frontalmente la normativa de caza de Castilla-La Mancha. Además, durante el operativo se levantaron múltiples actas por infracciones istrativas relacionadas con el uso indebido de armas y la práctica de caza en zonas de seguridad.

El joven fue formalmente investigado por un presunto delito contra la protección de la fauna silvestre, en virtud del artículo 334 del Código Penal, que sanciona la caza de especies no autorizadas o fuera de temporada. Las diligencias ya han sido remitidas al Juzgado de Instrucción número 4 de Cuenca, y el caso ha sido comunicado también a la Delegación Provincial de Desarrollo Sostenible de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.

La Guardia Civil no descarta nuevas actuaciones en el marco de esta operación, que podría derivar en más imputaciones si se confirma la implicación de otras personas en la red de caza ilegal.

Cabe destacar que el Estado español es el país con mayor número de abandonos de animales y el único de la Unión Europea que sigue permitiendo esta modalidad de la caza con perros.

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N. de la R. La operación del Seprona contra el furtivismo en la Alcarria conquense se enmarca en una problemática creciente en varias regiones de España, donde el uso de tecnologías como focos de alta potencia o visores térmicos ha facilitado la caza nocturna ilegal. En el caso específico de Castilla-La Mancha, la Ley 3/2015 de Caza prohíbe expresamente la caza con ayuda de luz artificial, desde vehículos o en zonas de seguridad —como vías de comunicación o áreas cercanas a núcleos urbanos—, salvo excepciones debidamente autorizadas por control de poblaciones.

El artículo 334 del Código Penal, aplicado en este caso, contempla penas de prisión de seis meses a dos años y multa de ocho a veinticuatro meses para quienes cacen especies protegidas, sin autorización o incumpliendo las condiciones legales. En casos graves o reincidentes, se puede imponer también la inhabilitación para cazar o ejercer profesiones relacionadas con la fauna durante un periodo de hasta cuatro años.

Según datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), Castilla-La Mancha es una de las comunidades con mayor presión cinegética de España, registrando más de 5.000 cotos de caza en activo y una media de 500.000 piezas de caza mayor abatidas anualmente. Esta intensa actividad legal convive con focos de furtivismo que afectan tanto al ecosistema como al sector cinegético regulado, generando pérdidas económicas y un deterioro de la biodiversidad local.

El decomiso de los 18 trofeos en un arcón congelador puede tener también implicaciones sanitarias, ya que el almacenamiento inadecuado de restos animales sin control veterinario constituye un riesgo potencial para la salud pública. Las autoridades suelen remitir este tipo de hallazgos a laboratorios oficiales para descartar enfermedades transmisibles como la tuberculosis bovina o la triquinosis, ambas presentes en fauna silvestre ibérica.

 

 

 

 

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