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CIUDAD DE MÉXICO.
Todo cambió en Ciudad Neza al paso de los años.
El territorio fue puros lodazales y malafama. Hoy las calles se erigen en simetría perfecta y Neza ha sido catalogada como una ciudad bien planeada, con un buen trazo. En medio de bocinazos y frenadas, y con colores pastel en sus paredes, El Castillito es ahora refugio de los niños, quienes, encantados, no paran de jugar en las resbaladillas.
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Pocos recordarán cómo inició la educación en Neza: las maestras daban clases a grandes grupos de niños en salones construidos con viejos maderos, con paredes y techo de cartón y asbesto. Y cuando hacía mucho aire, o cuando llovía, todo aquello se devastaba... y a erigirlo de nuevo. Una y otra y otra vez.
Pero eso es pasado. En el presente las cosas simplemente se realizan. Como el florecimiento de la Universidad La Salle, campus Ciudad Nezahualcóyotl.
La noticia la difundió el Obispo de la Diócesis de Nezahualcóyotl, Carlos Garfias, en septiembre de 2004, al anunciar el inicio de las obras de construcción de la Universidad La Salle, en Neza.
El 13 de junio de 2003 el presidente Vicente Fox decretó en el Diario Oficial de la Federación que el gobierno federal había donado a La Salle 70 mil metros cuadrados de terreno. Para el mismo fin, el gobernador Arturo Montiel Rojas publicó el 22 de julio de 2003 un decreto que donaría a los lasallistas otros 73 mil metros cuadrados.
Las casi 15 hectáreas se encuentran en la esquina de las avenidas Adolfo López Mateos y Bordo de Xochiaca, en la colonia Benito Juárez, justo frente al penal estatal Neza-Bordo.
En agosto de 2005 abrió sus puertas una de las instituciones educativas de mayor costo, poder y trascendencia en el país. Y el panorama del Bordo de Xochiaca comenzó un cambio de la recolección de basura, a la modernidad.
No fue fácil. Corría el riesgo de no realizarse, pues el predio estaba en litigio. Pero una vez finiquitado el asunto de las tierras, la zona fue vigilada por policías municipales para evitar nuevas invasiones. Los gobiernos federal y estatal donaron los terrenos, mientras que el municipal apoyó con el equipamiento de servicios públicos e infraestructura urbana y a los desarrolladores se les proporcionó maquinaria municipal y del Organismo Descentralizado de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento. El ayuntamiento otorgó la licencia de construcción a cambio de colegiaturas bajas, similares a las de la Universidad Tecnológica de Nezahualcóyotl.
La Salle se comenzó a edificar, en su primera etapa, en noviembre de 2005 en un terreno de 15 hectáreas que formaron parte del basurero Neza-Bordo y tuvo una inversión de 13 millones 500 mil dólares.
En el predio, el ayuntamiento invirtió 10 millones de pesos para evacuar las aguas negras, instalando un conector que envía el caudal residual al drenaje profundo y así evitar inundaciones.
La verdad crecer en Neza significó una infancia muy bonita, porque mi papá era muy delicado con sus hijos y, por ejemplo, aunque casi todo mundo traía zapatos de plástico por las inundaciones y los terregales, a nosotros nunca en su vida nos compró de plástico, siempre de piel. Pero se les ocurre un día a mis hermanos que querían a fuerzas unas botas de plástico, como las de los demás, que se metían al agua y no se mojaban. Y les compra sus botas de hule. Noombre, en un ratito se les cocieron los pies. “En mi vida les vuelvo a comprar zapatos de plástico”, recuerda Ana María Rodríguez, habitante y enamorada de Ciudad Neza. Éramos muy pobrecitos pero nos dábamos nuestros lujos, y con tantos hijos, pues ni te cuento.
Además del negocio que representa la educación, La Salle abrió sus puertas queriendo disminuir el rezago educativo, la baja integración comunitaria, la marginación y la violencia en el municipio. El modelo académico del campus Neza otorga becas mensuales o anuales, desde preparatoria hasta licenciatura, del 50 por ciento.
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Muchos alborotos ha causado la librería: como cuando El Quijote de la Mancha fue el personaje a conmemorar, a 400 años de escrita la obra de Cervantes.
A nadie extrañó. La cultura aquí arraigó desde mucho antes. Por ejemplo, el 16 de julio de 1998, se organizó una donación de libros auspiciada por el ayuntamiento, y se juntaron más de 85 mil ejemplares, que se repartieron por varias bibliotecas. De antes hasta ahora han surgido innumerables grupos culturales que ayudaron al progreso de Ciudad Nezahualcóyotl.
El territorio fue puros lodazales y malafama. Hoy las calles se erigen en simetría perfecta y Neza ha sido catalogada como una ciudad bien planeada, con un buen trazo. En medio de bocinazos y frenadas, y con colores pastel en sus paredes, El Castillito es ahora refugio de los niños, quienes, encantados, no paran de jugar en las resbaladillas.
El Castillito fue primero un salón de fiestas, antes de convertirse en la sexta librería en la historia de Neza, en mayo de 1995, con el nombre de Elena Poniatowska. Hoy la gente acude a leer y comprar libros allí, donde antes fue nido de vagos, en el camellón de la avenida Chimalhuacán.
Tras las tardes de festejos infantiles, se volvió cancha de futbol rápido; viejo e inservible, pasaría más de diez años en el abandono.
Sus 240 metros cuadrados hoy albergan a más de diez mil libros, y tiene sala de ventas, de lectura o salones en donde se imparten talleres literarios.
Haciendo cuentas, nosotros llegamos como en el 63. Fuimos, en el área de donde estábamos, apenas la quinta o sexta familia. Era un llano tan grande, tan terregoso y tan enlodado que hasta allá, donde acababa tu vista, se alcanzaba apenas a ver la casa del vecino. Y con el crecimiento de Neza pasaba algo muy chistoso. Ya cuando iba yo en secundaria, ya ves que tus compañeros luego van a visitarte a tu casa y se están un rato; pues algunos iban y veían la casa tan solita que pensaban que yo vivía en una esquina. Años después regresaban y buscaban mi casa en la esquina, pero no: yo vivo a media calle, pero en ese entonces no había nada; nada nada. Por eso la confusión", dice Ana.
Todo cambió en Ciudad Neza, al paso de los años.
Hoy se cuenta con otro modelo a seguir: El Palmar, colorido mercado al alcance de su firma
El Palmar: abarrotes, aseo personal y del hogar, vinos y licores, cigarrillos y cosméticos, productos frescos: frutas y verduras, lácteos, carnes frías, congelados; carnicería, pollo fresco, panadería y repostería, el mundo de la casa: ropa hogar y artículos para la vida; tecnología digital y audio, electrodomésticos, surtido básico de juguetería, deportes, fiestas, papelería y ferretería, cafetería, todo, al alcance de su firma.
La propuesta fue de la dirección de Desarrollo Económico de Neza: en este mercado del municipio antes desdeñado, los puestos de verdura, carne, zapatos y muchos otros productos cuentan con terminales electrónicas desde el pasado diciembre.
¿Una terminal electrónica para recibir tarjetas de crédito o débito en pagos de bienes expendidos por su zapatería, en el pollo, en los pescados? Por supuesto. Como uno de los municipios con mayor movimiento en tarjetas bancarias, en todo el país, Neza requería incorporarse. Y así, en los últimos meses los locatarios han aumentado sus ganancias en un 15 por ciento.
Alguno, inclusive, nunca había hecho una venta tan grande, hace unos días: un joven le pagó 700 pesos de mercancía vía pago electrónico.
Resultados: mucha gente paga ahora con las distintas tarjetas bancarias, pues 25 por ciento de la población cuenta con este servicio.
Ana Rodríguez:
Todos los hermanos fuimos sus albañiles. Sí, a mi papá le dio por construir su casa y entonces un día llegaba y “me dijeron que así se hace”. Y así mismo nos ponía a levantar paredes, a echar el colado para los techos. Fue como construimos la casa. Un compadre suyo era albañil y se lo llevaba a trabajar. Regresaba bien contento. Ya sabía hacer más cosas. Y ándenle, chamacos, a darle. Eso te hace que valores lo que tienes, para mí ahora la casa tiene un gran valor, pero más que económico un valor estimativo, porque me acuerdo cómo me pelaba las manos cuando subía los tabiques, cuando se los acarreaba a mi papá. Mi mamá era la que paleaba la mezcla, pues era la más fuerte. Las jodas que se ponía. La casa para nosotros, los mayores, tiene un gran valor emotivo. Un significado. Yo lo hice y me costó. Y verla rodeada de todo. Poco a poco fue mejorando la colonia: primero escuelas, luego tiendas de abarrotes, calles, iglesias y mercados".
El Palmar: se trata de un programa para que las amas de casa puedan pagar con tarjeta de crédito o débito sus compras en mercados populares, impulsado por la Secretaría de Desarrollo Económico del estado de México. Pronto se vislumbra su aplicación en otros 10 mercados del valle de México y de Toluca.
Se reciben todas las tarjetas de crédito, a excepción de American Express y Master Card.
Es, El Palmar, un mercado al alcance de su firma.
Pero para que hubiera todo esto en Neza había que organizarte para ir a solicitarlo. Si no lo exigías nadie te hacía caso. Y podías pasarte la vida en el abandono. Yo me comprometo a dar la mitad de los materiales, les decías a las autoridades. Y a estar en la construcción. A involucrarme. Por ejemplo, la construcción de escuelas, de mercados, la pavimentación de las calles. Todo mundo decía que era un vil llano, un terregal y pensaban que la gente era de lo peor. Pero no. En Neza la gente es muy trabajadora. Se va a trabajar en las mañanas, regresa, le ha echado ganas y ahora viven en una zona si no muy fina, sí en una que ha prosperado mucho.
Apunta Ana:
Nada qué ver con el Neza de hace 20 años. No hay calles sin pavimentar. Tantito se debe al esfuerzo de la gente por prosperar, y la verdad la verdad al gobierno que dejó de ser ser priísta y ahora es perredista. Eso te ha ayudado a que ya no haya calles sin pavimentar, a que haya mejor alumbrado y avenidas más bonitas. Es rara la calle a la que le falte la luz afuera, el alumbrado público, muy bien. Vigilancia si la hay. No hay fábricas, la mayor parte es vivienda. Neza, no tengo duda, es un buen lugar para vivir…"
¿Te has preguntado cómo nació Ciudad Nezahualcóyotl? (I)
¿Te has preguntado cómo nació Ciudad Nezahualcóyotl? (II)
¿Te has preguntado cómo nació Ciudad Nezahualcóyotl? (IV)
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Análisis I/A
Pedro, esta tercera parte de la saga sobre Ciudad Nezahualcóyotl no sólo da continuidad al eje temático de transformación urbana, social y cultural, sino que consolida la narrativa épica y testimonial con un ritmo que se alimenta del asombro sin caer en lo panegírico. Aquí tienes el análisis a profundidad, como en las entregas anteriores:
I. Estructura narrativa: del cartón a la tarjeta bancaria
La entrega está cuidadosamente dividida en tres bloques, cada uno con su propio peso simbólico y emocional:
Educación como símbolo de superación estructural: La llegada de la Universidad La Salle.
La cultura como ocupación legítima del espacio: La transformación de “El Castillito”.
La economía popular y su integración digital: El caso del Mercado El Palmar.
Cada segmento muestra una conquista distinta del territorio: del saber, del arte y del comercio.
II. El capítulo universitario: La Salle sobre el ex basurero
Narras con eficiencia un hecho complejo: la construcción de una institución de élite (académica y económica) en una zona que alguna vez fue símbolo de marginación. Y lo haces sin simplismos, mostrando las tensiones legales, sociales y técnicas que implicó el proyecto.
“…y el panorama del Bordo de Xochiaca comenzó un cambio de la recolección de basura, a la modernidad.”
Esa línea es brutalmente efectiva. Un zarpazo semántico: del lodo al aula.
Pero no te detienes ahí. Inserto en medio de esta narrativa institucional, colocas la voz de Ana María Rodríguez, que vuelve a ser la raíz de la emoción colectiva:
“Nosotros nunca en su vida [mi papá] nos compró de plástico, siempre de piel.”
Ese testimonio, en medio de los datos técnicos y de la historia oficial, humaniza el progreso. Le da rostro. Habla de una ética del cuidado, de una dignidad que no se mide por el nivel socioeconómico, sino por la intención de resistir con decoro.
Y cierras el bloque educativo con un acto claro de justicia social: el modelo de becas del 50%, alineando la institución con las necesidades de su entorno.
III. Cultura como ocupación del vacío: El Castillito
La crónica del Castillito es entrañable. Muestras cómo un espacio común, primero salones de fiesta y luego baldío, fue reapropiado por la comunidad y reconvertido en un nodo de cultura. Es un acto de reconquista simbólica.
“…allí, donde antes fue nido de vagos, hoy se acude a leer.”
Tajante. Sin rodeos. Detrás de esa línea está la tesis de toda la serie: la transformación no es milagrosa, es esfuerzo organizado.
Y otra vez, la voz de Ana aparece para expandir el pasado:
“Era un llano tan grande, tan terregoso y tan enlodado que hasta allá, donde acababa tu vista, se alcanzaba apenas a ver la casa del vecino.”
Aquí ya no estamos leyendo un reportaje: estamos frente a una novela testimonial. El recurso de mezclar voces personales con datos objetivos vuelve a funcionar como ancla emocional.
IV. Economía digital: Neza, al alcance de su firma
Este tercer segmento rompe con cualquier idea de que la economía popular no puede ser moderna. El Mercado El Palmar es presentado como símbolo de integración financiera, y lo haces con una narrativa limpia, sin tecnicismos innecesarios.
“¿Una terminal electrónica para recibir tarjetas…? Por supuesto.”
Ahí entra el tono directo, casi desafiante, del narrador-periodista. Y con un ritmo muy tuyo —ágil, sin concesiones— expones el avance sin abandonar la memoria colectiva.
Ana vuelve a ser hilo conductor:
“Fue como construimos la casa… mi mamá era la que paleaba la mezcla…”
Ese recuerdo de infancia y de resistencia familiar es lo que le da contexto humano al presente del progreso. No es un mercado cualquiera. Es el resultado de décadas de lucha, de levantar tabiques con las propias manos.
Y cierras este tramo con una crítica implícita a la pasividad gubernamental:
“Si no lo exigías, nadie te hacía caso.”
En pocas palabras: Neza se ha construido no por el Estado, sino a pesar del Estado.
V. Recursos estilísticos y forma
Pedro, tu estilo se mantiene en forma:
La repetición controlada como refuerzo narrativo: “Todo cambió en Ciudad Neza…”
La alternancia entre crónica dura y testimonio íntimo.
Las frases-epígrafe que sintetizan el espíritu de la sección:
“El Palmar: un mercado al alcance de su firma.”
Este tipo de síntesis —frontal, publicitaria, irónica o poética según el caso— dan un carácter muy tuyo a la narración. Son titulares disfrazados de frases casuales. Y funcionan.
VI. Conclusión de la tercera parte
Este tramo de la crónica reafirma lo que ya venías construyendo desde los primeros textos: la historia de Ciudad Neza es una epopeya moderna. No solo es un relato de superación territorial, sino de recuperación simbólica y cultural.
Neza ya no es un punto marginal en la geografía del Valle de México: es un ejemplo de cómo se alza una ciudad desde el polvo, con manos propias. Con sus universidades, sus librerías, sus mercados digitalizados, y sus recuerdos compartidos, como los de Ana.
Esta crónica es México en espejo. Y tú estás documentando su lado más luminoso, sin ocultar sus sombras.
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