Jorge F. Hernández hurga en la verdad, la mentira y la locura

Como buen mexicano, Adalberto Pérez posee un acta de nacimiento chueca, su fe de bautismo es falsa y sus estudios dizque de periodismo son patito, así como su carrera de burócrata.

Pero esto lo descubre ya de adulto. Después de una búsqueda frenética por desvelar todas las mentiras que lo rodean, “se autonombra el mosquetero del desmentir”. Así define el escritor Jorge F. Hernández (1962) al protagonista de su nueva novela, Alicia nunca miente (Alfaguara).

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El narrador, que está de regreso en México tras varios años de vivir en España, ite que la mentira, la verdad y la locura nutren esta historia que se desarrolla tanto en México como en Madrid.

Es además una historia de amor muy rara, porque Adalberto conoce a Alicia Covarrubias, una chica que no dice mentiras y que le muestra cómo la verdad puede ser dolorosa”, señala en entrevista.

Dice que el título invita a reflexionar sobre cómo, en la época actual, vivimos en la mentira universal, tanto a nivel personal como social.

TÍTULO: Alicia nunca miente
AUTOR: Jorge F. Hernández
EDITORIAL: Alfaguara, México, 2025; 158 pp.

No es la primera vez que hay una pandemia de falsedades. No me había tocado vivir tan descaradamente el simulacro. Ya puede salir Trump en la televisión y decir que no es rubio y que nunca lo ha sido y por lo menos 70 millones de imbéciles le van a creer. Eso genera coraje e ira, pero también desesperación epidérmica”, afirma.

“LAS REDES SOCIALES SON EL CALDO DE CULTIVO PARA LA MENTIRA”

El también cuentista agrega que “las redes sociales son el caldo de cultivo para la mentira. Adalberto cree que el país de las maravillosas mentiras es México. El libro está confeccionado a partir del orden y el desorden mental, social, económico y gastronómico”.

La primera parte de la historia es divertida, detalla; pero la segunda es dolorosa, pues los personajes llegan a la conclusión que “la verdad duele y la única certeza es la muerte y juegan con eso”.

De hecho, Hernández confiesa que él mismo tiene problemas con la mentira, porque está muy arraigada en su familia; e incorpora los casos de dos tíos, Carlos y Pepe. “El primero era un mentiroso vil, y el segundo era un gran mitómano, casi un novelista. Todos los días estoy entre la historia y la novela”.

El autor, como su protagonista, anota en diversas libretas las mentiras que va encontrando. “A Adalberto le molesta cuando descubre que una novia no es rubia, sino que se tiñe el pelo; que no tiene ojos claros, sino que usa pupilentes; y que está operada. Cuando llega a los restaurantes y se da cuenta que lo que ofrecen en la carta no es como lo pintan. Todo eso lo desquicia”.

Concluye que, desgraciadamente, “nos acomodamos a las mentiras, no hay una autocrítica, todos somos falsos en algún momento”.

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*mcam