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México consolida su papel estratégico en América Latina, pese a menor número de transacciones

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Por Jorge León Orantes

Experto en Fusiones, Adquisiciones y Asesoría Corporativa.

Durante años he seguido con atención el pulso del mercado de fusiones y adquisiciones en América Latina. Hoy, más que nunca, veo en México no sólo un país receptor de inversiones, sino un actor que evoluciona con inteligencia frente a los desafíos globales.

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Sí, es cierto que en el primer cuatrimestre de 2025 registramos una caída de 39% en el número de operaciones frente al mismo periodo del año anterior, con apenas 73 transacciones. También que descendimos al quinto lugar regional. Pero estos números, lejos de alarmarme, me confirman una transformación que va mucho más allá de la estadística.

Observar de cerca cómo ha cambiado el perfil del inversionista que apuesta por México permite entender que ya no se trata sólo de sumar operaciones por volumen, sino de cerrar transacciones de alta especialización, complejidad técnica y valor estratégico. Este fenómeno está redefiniendo la participación regional del país y demuestra que sigue siendo competitivo, aun en medio de la incertidumbre global.

Las inversiones que hoy llegan a México implican procesos más rigurosos que en años anteriores. Vemos estructuras contractuales cada vez más sofisticadas, procesos de due diligence más exigentes, mecanismos de cumplimiento normativo más estrictos y cláusulas de confidencialidad adaptadas a un entorno internacional más vigilado. Este nuevo estándar no sólo exige una mayor capacidad técnica de los equipos involucrados, sino también una profunda comprensión del entorno regulatorio y de negocio.

El informe de TTR Data confirma que, aunque el volumen bajó, el capital movilizado en México ascendió a 2 mil 659 millones de dólares, una reducción marginal de 4%. Más aún, 51% de ese capital proviene del extranjero. Este dato es clave. Demuestra que la confianza en nuestro país no sólo se mantiene, sino que se enfoca en sectores estratégicos como energía, infraestructura, tecnología, finanzas y manufactura avanzada.

Lo que está ocurriendo es una depuración del mercado. Las inversiones que se concretan tienen un peso mayor y una visión de largo plazo. La reducción en la cantidad de transacciones no debe confundirse con pérdida de dinamismo. Por el contrario, refleja un entorno más maduro y preparado para atraer capital de calidad. Desde las firmas legales hasta las instituciones gubernamentales, todos los actores del ecosistema de inversión están llamados a elevar su nivel de respuesta.

Hoy los inversionistas priorizan destinos donde exista seguridad jurídica, claridad regulatoria y acompañamiento profesional calificado. México tiene la oportunidad de posicionarse como un entorno favorable para estos estándares si apuesta por reglas claras, instituciones sólidas y un marco jurídico transparente.

El reto que enfrentamos como país no es menor. Pero si seguimos apostando por la técnica, el profesionalismo y la especialización, podremos no sólo recuperar posiciones en los rankings regionales, sino posicionarnos como un líder estratégico en América Latina. No se trata de competir por cantidad, sino de consolidarnos como el destino donde las grandes decisiones de inversión pueden ejecutarse con certeza, eficiencia y visión de futuro.

Porque lo que hoy distingue a México no es el número de transacciones, sino su calidad, impacto y sofisticación. En eso, estamos avanzando con paso firme.

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