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Alegre, accesible y apasionada, pero a la vez triste y solitaria; un puente que unía a las mujeres, defensora de los indígenas y buena maestra. Así recuerdan a la poeta, narradora y diplomática Rosario Castellanos (1925-1974) las escritoras Margo Glantz (1930) y Elena Poniatowska (1932), sus contemporáneas.
Castellanos vivía frente al Bosque de Chapultepec, su casa estaba sobre avenida Constituyentes, pero nunca se atravesaba la calle para caminar entre los árboles, recuerda Poniatowska.
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Me sorprendía mucho que no fuera a caminar al bosque estando tan cerca. Siempre la veía preocupada. Y cuando le pregunté por qué no iba, me dijo que no se le había ocurrido”, comenta la periodista.
La iré mucho. Nos veíamos seguido. Comíamos juntas. Para mí representaba algo especial. Una vez fue a comer a casa de mis padres y verla fue una fiesta, me latía el corazón a cien por hora”, detalla en entrevista.
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*Elena Poniatowska y Margo Glantz, escritoras.
Considerada una de las autoras fundamentales de las letras hispanas del siglo XX, de quien hoy se conmemora el centenario de su nacimiento, Castellanos fue feminista cuando el término aún no se utilizaba, intelectual y docente.
La escritora y ensayista Margo Glantz (1930), también amiga de Castellanos, la evoca en entrevista como una de las mujeres que logró romper la hegemonía patriarcal de las letras mexicanas y revalora la calidad de su escritura y su labor docente.
La conocí mucho. Fuimos muy amigas. Teníamos una relación muy buena. Nos veíamos muy seguido. Disfrutaba mucho de impartir clases en la UNAM”, agrega la crítica literaria.
Ella era profesora de la Facultad de Filosofía y Letras y yo también. Yo daba clases en las mañanas y ella en las tardes. Éramos bastante connotadas entre los alumnos.
Algunos eran pro Rosario y otros me preferían a mí. Pero esa era una pelea vana, porque creo que las dos éramos buenas profesoras, pero de manera diferente”, añade la novelista de 95 años, quien destaca la ironía y el sentido del humor de Castellanos.
Poniatowska coincide en subrayar “el gran sentido del humor” de la autora de las novelas Balún Canán (1957) y Oficio de tinieblas (1962). “Sabía hacer reír. Se burlaba mucho de sí misma. Hablaba con ironía de sus peinadoras, que le hacían crepé, de sus vestidos, de la vida cotidiana. Se reía con sus alumnos. Era fundamentalmente alegre”, señala.
Era una mujer totalmente accesible. Hablaba más de los errores que cometía que de sus triunfos. Se dedicó a hacer lo que pensaba que era el bien”, indica.
La también cronista narra que Rosario acercó a muchas mujeres entre sí. “La invitaban a dar conferencias o a asistir a desayunos. Ella citaba a sus amigas académicas y escritoras y les hablaba sobre las condiciones de los indígenas en Chiapas, donde vivió durante su infancia.
Se sentía culpable, porque sus padres eran hacendados, tenían tierras; era una blanca en medio de indios. Le indignaba que a los indígenas no los dejaban caminar sobre la banqueta, los bajaban a la calle, los maltrataban. Siempre se distanció de la política que los denigraba”, indica.
La autora de 93 años está convencida de que Rosario sentía a la vez tristeza y soledad. “No era una mujer con tantas certezas. Sentía tristeza porque se embarazó unas tres veces y sólo se logró Gabriel (Guerra Castellanos), hijo de su gran amor, el filósofo Ricardo Guerra. Entonces, Gabriel era el sol en su vida”.
Poniatowska detalla que parecía que la autora de los libros de cuentos Ciudad Real (1960), Los convidados de agosto (1964) y Álbum de familia (1971) traía siempre una rosa para regalar. “Estamos aquí porque recibimos esa flor, porque la leímos”.
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EXHIBEN 24 PIEZAS DE DISTINTAS “CASAS” DE CASTELLANOS
El repositorio digital Memórica exhibe la exposición virtual: Rosario Castellanos. Cien años de feminismo y escritura, que reúne 24 piezas, entre fotografías, audios y recortes de sus artículos que resguardan los archivos de algunas de sus casas: la UNAM, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), el Fondo de Cultura Económica y el periódico Excélsior, donde publicó su columna desde 1963 hasta su muerte, en 1974.
La idea es acercar al público, de forma sencilla, dinámica y muy visual, a la vida y obra de Castellanos. Los recursos van desde fotografías, audios con la voz de la escritora recitando sus poemas (UNAM), poemarios editados por el FCE, un dibujo de ella que hizo Salvador Pruneda (INEHRM), recortes de sus artículos escritos para Excélsior, y documentos que forman parte del expediente diplomático de Castellanos (SRE)”, explica Karla Baltazar González.
La subdirectora de Colecciones y Exposiciones Digitales de Memórica destaca que el expediente diplomático incluye su nombramiento, su currículum, los permisos que solicitaba para viajar a otros países, las actividades que realizaba como embajadora de Israel y los reportes de la repatriación de su cadáver, tras el repentino accidente que le causó la muerte.
Dice que el diseño de la muestra “es un acercamiento personal a la escritora desde lo visual; la tipografía de los títulos es parecida a la de la autora, se escogieron colores que remiten al papel y a la añoranza.
Hay varios elementos decorativos tipo ilustración inspirados en la tinta, una libreta y la máquina de escribir que ella usaba y en fragmentos de sus poemas y novelas”, dice.
HOMENAJE A LA ESCRITORA EN OAXACA
Por el centenario del natalicio de Rosario Castellanos, la Secretaría de las Culturas y Artes de Oaxaca (Seculta) llevará a cabo una serie de actividades que la recuerdan como la escritora mexicana más importantes del siglo XX y como una pionera de las luchas por los derechos de la mujer y de los pueblos indígenas.
Las actividades iniciarán mañana, a las 18:00 horas, con el recital dramatizado Palabra que arde: Voces de Rosario Castellanos, a cargo del grupo de teatro Rodolfo Álvarez, en la Hemeroteca Pública Néstor Sánchez Hernández, a un costado del Centro Cultural Santo Domingo.
El viernes 30 de mayo tendrá lugar la lectura poética en 17 bibliotecas públicas y espacios culturales, con la participación de poetas oaxaqueñas, a partir de las cuatro de la tarde.
En esa misma fecha, se llevará a cabo la proyección de la producción videográfica Los adioses, en la Real Alhóndiga de Antequera, en el Centro Histórico de Oaxaca, la cual aborda parte de la vida estudiantil y personal de la escritora a través de su relación con quien fuera su esposo, Ricardo Guerra.
Un día después, el sábado 31, a las 17:00 horas, se realizará un convite literario teniendo como punto de partida la Hemeroteca Néstor Sánchez Hernández, para recorrer el Centro Histórico y culminar en el zócalo.
En este espacio, a las 18:00 horas, se hará una lectura de poesía en voz alta por poetas oaxaqueñas, quienes honrarán el centenario de la autora de Eterno femenino.
Por Patricia Briseño / Corresponsal.
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